Más de 750 presos políticos por primera vez en 40 años
Hay que remontarse casi 40 años para encontrar tantos presos políticos vascos como en la actualidad. Según datos recabados por GARA, su número supera los 750 en los dos estados, de los que sólo dieciséis se encuentran cumpliendo la condena en Euskal Herria. En este contexto, Etxerat reivindicó ayer en Etxarri-Aranatz la liberación de quienes están enfermos o han cumplido la condena impuesta. Los familiares buscan «una masa social para conseguirlo».
A principios de este mes, el número de ciudadanos vascos encarcelados en prisiones españolas y francesas superaba la cifra de 750. Concretamente, el último balance realizado por del movimiento pro-amnistía, cerrado el 29 de octubre, arrojaba el dato de 755 presos políticos vascos dispersados en 82 prisiones de la geografía española y francesa. Sólo 16 de ellos se encuentran cumpliendo la condena en Euskal Herria.
Hay que remontarse hasta 1969, en la recta final del franquismo, para encontrar una situación parecida; al final de aquel año, el conjunto de los ciudadanos vascos encarcelados por motivos políticos rondaba los 860
Manu ERRAZKIN
Padre de Oihane Errazkin
Las condiciones a las que son sometidos los presos políticos vascos han provocado demasiadas veces su muerte en la cárcel. Es el caso de la joven donostiarra Oihane Errazkin, que en julio de 2004 apareció sin vida en la celda de Fléury-Mérogis, a 911 kilómetros de Euskal Herria. Tal y como ha venido haciendo en numerosas ocasiones, su padre, Manu Errazkin, denunció que estas muertes son consecuencia de políticas penitenciarias «que aumentan las medidas para infligir más sufrimiento». Además de estar privados de libertad, la dispersión que los aleja a cientos de kilómetros y el aislamiento que padecen dentro de la propia cárcel lleva a una situación difícil de soportar.
Subrayó que esta situación es «un castigo añadido» tanto para los encarcelados como para sus familiares; este año han sido diez los accidentes de familiares que iban a visitar a sus allegados y en los últimos 20 años de dispersión 16 familiares han perdido la vida en esos viajes. Seis presos han fallecido en la cárcel por enfermedad; otros siete lo han hecho al poco de ser llevados a casa «a morir», como denuncia Etxerat; y ocho se han quitado la vida en prisión.
Padre de Oihane Errazkin
Las condiciones a las que son sometidos los presos políticos vascos han provocado demasiadas veces su muerte en la cárcel. Es el caso de la joven donostiarra Oihane Errazkin, que en julio de 2004 apareció sin vida en la celda de Fléury-Mérogis, a 911 kilómetros de Euskal Herria. Tal y como ha venido haciendo en numerosas ocasiones, su padre, Manu Errazkin, denunció que estas muertes son consecuencia de políticas penitenciarias «que aumentan las medidas para infligir más sufrimiento». Además de estar privados de libertad, la dispersión que los aleja a cientos de kilómetros y el aislamiento que padecen dentro de la propia cárcel lleva a una situación difícil de soportar.
Subrayó que esta situación es «un castigo añadido» tanto para los encarcelados como para sus familiares; este año han sido diez los accidentes de familiares que iban a visitar a sus allegados y en los últimos 20 años de dispersión 16 familiares han perdido la vida en esos viajes. Seis presos han fallecido en la cárcel por enfermedad; otros siete lo han hecho al poco de ser llevados a casa «a morir», como denuncia Etxerat; y ocho se han quitado la vida en prisión.
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